Biografia Personal

imgEn la guardería ya era un entusiasta del fútbol. No lo recuerdo, pero me cuentan que a falta de balón daba patadas a cualquier muñeco. En preescolar, con 4 años recién cumplidos, me aburría en el recreo con los niños de mi edad, por lo que jugaba al fútbol con niños de 6 o 7 años. Incluso en las ligas escolares siempre disputaba partidos con niños dos años mayores que yo. Sin embargo, no puedo hablar solo de fútbol, ya que tuve también una gran inclinación por el tenis. Desde los 3 años ya daba clases de tenis. En realidad debía tener un mínimo de 5 años, pero gracias a mi madre y su interés en mi afición, pude comenzar antes. En mis veranos en Marbella con 9 y 10 años practicaba con un monitor personal en intensas jornadas de 6 horas diarias.


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Fue con 11 años...

cuando tuve que decidir a qué deporte quería dedicarme de forma más seria. No fue una decisión fácil, pero mi vida en Madrid con mis amigos del fútbol me llenaba más. Tal vez lo escogí por ser un deporte menos solitario que el tenis, pero sobre todo por lo optimista y feliz que me hacía sentir. Ese mismo año dejé de jugar las ligas municipales de fútbol 7, para dedicarme en cuerpo y alma a entrenar con el Rayo Majadahonda en la modalidad de fútbol total. Aún así, dejé el tenis y también el golf como hobbies de verano.

A esa edad, como cualquier miembro del equipo, soñaba con llegar a ser profesional, y jugar en la élite del fútbol. No obstante, mis padres supieron inculcarme el respeto por una buena formación académica, paralelamente a los entrenamientos y partidos. Al contrario que la mayoría de mis compañeros, nunca tuve problema alguno a la hora de compaginar el fútbol con los estudios. Gracias al sentido del orden, la concentración, y el uso del tiempo en lo que debía hacer en cada momento, pude disfrutar plenamente de mi deporte favorito a la vez que crecía como persona.


A medida que ascendía por las distintas categorías...

más me esforzaba y sacrificaba por seguir ese buen camino. El hecho de enfrentarme a canteras tan potentes como las del Real Madrid o Atlético de Madrid, e incluso golearles –mi primer hatrick fue ante el Atlético- me hacía tomarme el fútbol más en serio. Mi familia nunca dejó de apoyarme, y estuvo a mi lado en todo momento. Incluso cuando me llegó la oportunidad de viajar a otras provincias, regiones o países, nunca eché de menos a mi familia, que se las ingeniaba para acompañar al equipo y disfrutar de sus particulares mini viajes. Bien es cierto que sentí lástima por algunas amistades con las que fui perdiendo contacto, al adentrarme en el mundo del fútbol. No solo adoraba entrenar y jugar, sino todo el ambiente previo y posterior que que rodeaba al deporte. Llegaba antes de los entrenamientos para quedar en los campos con algunos compañeros, y pasar allí largas tardes.

 



Cuando fiché por el Málaga C.F con 16 años...

el nivel de exigencia seguía aumentando, tanto en lo deportivo como en lo académico, además de en lo personal. Vivía en Marbella, por lo que tenía que venir a entrenar de forma constante a Málaga y seguir estudiando de cara al acceso universitario. Creo que el hecho de fichar por la cantera de un equipo de 1ª División, me hizo darme cuenta de que este sueño era real. En vacaciones seguía entrenando para no perder la forma, además de cuidar mis horas de sueño y mi alimentación. Es un mundo en el que no puedes descuidarte ni un segundo, y debes trabajar muy duro para llegar lejos.

 

 

 

Un fichaje Internacional...

Nueva etapa profesional, en julio del 2013 con 18 años fiche por el equipo Sint Truiden de Bélgica, uno de los top five de la 2da. división belga. Nuevo camino hacia una proyección internacional y de alta competitividad.

Hoy en día estudio Ingeniería industrial, siempre con la mente puesta en no renunciar a esa carrera, por si algún día una lesión o un suceso eventual truncaran mi sueño de llegar a jugar en la élite del fútbol.De momento no me puedo quejar, mi sueño se está haciendo realidad. Nunca he tenido miedo de perderlo.